ATSOLORRA, celebración de los nacimientos del barrio
En la Entidad Local Menor de Ereñozu, además de dar continuidad a las iniciativas llevadas a cabo con anterioridad, hemos decidido impulsar algunas de las tradiciones que han estado abandonadas o a punto de perderse.
Comenzamos a celebrar el Atsolorra en el año 2012 y tenemos la intención de continuar con dicha celebración cada año. Recuperamos la tradición de visitar tanto a la madre como al bebé, organizar una merienda y una celebración cada vez que haya un recién nacido en el barrio.
Muchos de nosotros hemos conocido de cerca esta celebración o ritual, pero con el paso del tiempo había quedado en el olvido. Las nuevas generaciones no habían oído hablar jamás de esta costumbre. Parece ser que el Atsolorra se remonta a los comienzos de nuestra existencia y que perduró hasta finales de la década de los 70, cuando desapareció por completo.
Cada vez que una mujer del barrio se disponía a dar a luz, el resto de mujeres acudían a su casa a ayudarla en el parto el tiempo que fuera necesario. Una vez finalizado el parto, las mujeres del barrio continuaban ayudando, incluso realizando las tareas de la casa hasta que la madre y el bebé se recomponían. En muchos casos se encargaban de cuidar a los hijos que la parturienta tenía de antes.
Todo esto lo hacían como parte del trabajo comunal. Incluso, cuando la madre y el recién nacido se recuperaban del todo, las mujeres del pueblo y el barrio organizaban una fiesta para celebrarlo. Cada una de ellas se encargaba de llevar algo para la fiesta.
El Atsolorra es un ritual para festejarla llegada de una nueva vida a la comunidad que llegó a extenderse por todo el País Vasco. Pero esta costumbre, que forma parte del legado de nuestro pueblo, es mucho más que una simple celebración. Reúne otras características que hacen de este un evento que mejora la calidad de vida de todos sus vecinos: se ofrece el compromiso de ayudar y dar apoyo tanto a los recién llegados como a sus padres.
Si lo trasladamos a los tiempos actuales, esta celebración sigue teniendo sentido, ya que cada uno de los nacimientos del barrio además de ser motivo de alegría, son señal de pervivencia. En el cuidado de los niños solemos subrayar que cada uno de ellos es de todos nosotros y que debemos cuidarlos entre todos.
El Atsolorra es mucho más que una fiesta. Tal y como lo expone Doña Mari Carmen Basterretxea, Doctora en Antropología, Filosofía y Ciencias Sociales, “este rito forma parte de la cultura tradicional vasca y de sus expresiones, al mismo tiempo que cumple con la función de trabajo en comunidad. Muestra el modo de vida que tenían antaño, que se hacía en comunidad, ayudándose unos a otros, repartiendo las responsabilidades entre todos”.
Por ello, el 28 de abril, el domingo por la tarde, celebramos el Atsolorra de aquellos bebés nacidos en 2012. Entre tanto, algunos bertsolaris y txalapartaris acudieron para amenizar la jornada. Y hubo uno o dos invitados de cada casa que participaron en el Atsolorra; no era necesario que los participantes fueran mujeres.
En la misma línea, la Entidad Local Menor de Ereñozu trabaja en la implantación del trabajo vecinal. En 2012 se juntaron 40 vecinos para realizar trabajos para la comunidad y limpiar las orillas de sus ríos, acondicionando espacios públicos, adaptando el punto de información turística y el bar. En 2013, en mayo, se ha organizado un encuentro en conjunto con otros pueblos del valle para limpiar las orillas del río.
Otras costumbres curiosas:
SANTA “ESKE”: En la víspera de Santa Águeda, organizado por la Asociación Ur-Mia Solas desde 1962, un grupo de vecinos recorre las calles del barrio y sus caseríos cantando coplas para recolectar dinero. La caminata suele terminar con una gran cena. Siguiendo la tradición, los niños y niñas del colegio Txirrita salen a cantar por la mañana y disfrutan de una comida popular.
BOLA Y TOCA: A pesar de que cada vez haya menos adeptos, aún pervive la tradición de jugar a la bola y a la toca. En otra época podíamos encontrar hasta 11 zonas habilitadas en el barrio para este juego, hoy en día, sólo queda uno en el centro de Ereñozu. Otros han sido reconstruidos puntualmente a lo largo del tiempo.
COMER CASTAÑAS: Cada año el último domingo del mes de octubre se organiza una feria en el barrio. En esta fiesta podemos degustar sidra de la zona y disfrutar de las castañas asadas en el tradicional tamboril.